lunes, 28 de septiembre de 2015

El Trauco



Es un personaje de la mitología chilota. Se le describe como un ser que no tiene pies, solo muñones, parecido a un ogro y que  no llega a un metro de altura. Lleva un sombrero cónico, un bastón y un hacha con la que tala los árboles de solo tres golpes.
Cuenta la leyenda que el Trauco enamora a las mujeres y con su aliento las deja embarazadas. El Trauco, de una relación con La Condená, tuvo a la Fiura, quien es, a la vez, su hija y su esposa. Con ella tiene hijos e hijas, que se van convirtiendo en Traucos y Firas respectivamente.
El Trauco puede causar muchos males, como abusar sexualmente de las mujeres, matar a los hombres solo con mirarlos o dejarlos con parálisis o mudos con su aliento, en el mejor de los casos.
Entre los remedios que se utilizan para librarse de Trauco, está el dejar un puñado de arena sobre la mesa de las casas de las muchachas jóvenes. Se dice que si viene a esa casa y ve la arena, se dedica a contar los granos de arena y se olvida de la muchacha. Los Hombres que tengan un encuentro con el Trauco, deberán dar azotes a su bastón, porque esto les afecta y les hace huir.

En la tradición de la Sociedad chilota, se descarga de culpa a las chicas solteras que se quedan embarazadas afirmando que es obra del Trauco, cubriendo así su deshonra.


lunes, 21 de septiembre de 2015

DIONISO Y LOS DELFINES



Dioniso quiso pasar a la isla de Naxos y para ello contrató los servicios de unos piratas. Éstos, con la idea de venderlo como esclavo pusieron rumbo a Asia. Dioniso se dio cuenta y transformó los remos en serpientes, llenó el barco de hiedra e hizo que resonaran flautas invisibles. La nave se paralizó, atrapada entre enramadas de parra y los piratas enloquecidos, se precipitaron al mar y se convirtieron en delfines. Desde entonces se cree que los delfines buscan la amistad con los humanos, porque son piratas arrepentidos.

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lunes, 7 de septiembre de 2015

Pegaso


Según la mitología griega, fue el caballo alado que nació del chorro de sangre de Medusa, cuando Perseo le cortó la cabeza. Pegaso, nada más nacer, golpeó con una coz el suelo del monte Helicón y brotó un manantial, que fue consagrado a las musas y que es la fuente de la inspiración.
Pegaso era el caballo de Zeus. Creció y pastó en las praderas del monte Olimpo, morada de los dioses, siendo el primer caballo que vivió entre ellos. Corría “como el viento” por la tierra y volaba por los aires.
Montado sobre Pegaso, el héroe Belerofonte dio muerte a la Quimera y derrotó a las amazonas. Belerofonte, envalentonado por estas victorias, obligó a Pegaso a llevarle al Olimpo para convertirse en un dios. Pero, se cuenta que Zeus se molestó y envió un mosquito, que picó a Pegaso en los lomos y que éste hizo un movimiento brusco que precipitó a Belerofonte al vacío, quedando lisiado para siempre.

Desde entonces Pegaso vivió en los establos del Olimpo y llevaba el trueno y el rayo, símbolos del poder de Zeus. Más tarde, Pegaso fue convertido por los dioses en una constelación.